TALLER DE REFUERZO Y MEJORAMIENTO DE LOS TEMAS DE UNDÉCIMO
GRADO PARA LAS VACACIONES
El presente taller busca profundizar,
ampliar y reforzar los conocimientos adquiridos sobre los temas trabajados a lo
largo del año lectivo 2020. Para su elaboración es necesario hacer uso de los
apuntes que se han dado en clase y que han sido publicados en el blog
(lsclenguajenovenoonce.blogspot.com) Este taller debe ser elaborado por TODOS
LOS ESTUDIANTES en el periodo de vacaciones y debe ser entregado en la primera
semana de clases, luego del retorno de vacaciones.
Taller
de refuerzo y mejoramiento
Con base en la lectura ATENTA
Y DETALLADA de la columna titulada “Duque coronado”, publicada el sábado 21 de
marzo por el escritor bogotano Santiago Gamboa, responda de manera ARGUMENTADA:
1.
¿Qué relación existe entre el título y el
contenido del texto?
2.
¿Cuál es la tesis que propone Santiago Gamboa
en su columna?
3.
¿Qué argumentos soportan la tesis que Santiago
Gamboa propone?
4.
De acuerdo con la tabla consignada en su
cuaderno y publicada en el blog de lenguaje sobre “Marcadores Textuales”,
rastree en la columna de Santiago Gamboa al menos 3 marcadores textuales, diga
a qué tipo pertenecen y explique por qué.
Recuerden
buscar en diccionarios y buscadores las referencias y palabras que desconozcan
para lograr una comprensión total del texto.
Adjunto
la columna aquí abajo y también el enlace a ella:
Duque coronado
21 Mar 2020 - 12:00 AM
Por: Santiago
Gamboa
Creo que hoy nadie, ni el más furioso detractor de
esta columna, saldría a defender la gestión del presidente Duque. Su
impopularidad, debida a la sensación nacional de estar flotando en un navío sin
capitán, en medio de la peor tormenta, lo califica como el Gobierno más
errático, imberbe y caprichoso de la historia del país. De ahí que tenga a todo
el mundo en contra. Hasta a los más oscuros cuervos de su partido, que lo odian
por haberles dado poco. Uribe, exasperado y cada vez más acorralado por la justicia,
debió poner a su exsecretaria en el Ministerio del Interior para, desde ahí,
manejar el Gobierno sin quemarse, pero la estrategia no funciona. Uribe sigue
cayendo, y todos con él: la ñeñepolítica, que lo obligó a darle un tiro en la
nuca a su queridísima Caya Daza para
salvar el cuero; las declaraciones de la ministra Arango relativizando los
asesinatos de líderes sociales; las protestas y marchas; pero sobre todo la
sensación general de corrupción e inmoralidad en la vida pública, como el episodio
de la fiesta de la hija de Duque con el avión presidencial y la mafiosa defensa
de su portavoz Hassan Nassar, o los acuerdos del Gobierno con Vargas Lleras, al
que ya se sabe que le tumbaron la plata de su propia compra de votos y no le
pasa nada, al contrario, ¡le dan un ministerio y algunas oficinas del Estado!
En fin, el país ya respiraba un aire enrarecido, como de fin de época, de
ausencia absoluta de principios… Y en eso llegó el coronavirus.
En
un principio les convino, para no hablar de todo lo anterior, pero por su
estatismo y falta de liderazgo, dando palos de ciego, Duque permitió que la
situación empeorara. Concedo que es una crisis mundial que pasará a la historia
y que nadie estaba preparado para algo así, pero por haber llegado a Colombia
después que a Asia y Europa, ya había modelos específicos de prevención que
podían imitarse y errores que era peligroso repetir. Pero no. Duque privilegió
el punto de vista económico (sus jefes son los grandes empresarios del país),
tanto que en sus anuncios televisados quien está a su lado es el ministro de
Hacienda y no el de Salud, y eso tuvo sus consecuencias. Ni hablar del ridículo
internacional en el tema de la frontera con Venezuela, invocando a Guaidó.
Gracias a semejante estulticia, hoy el control sanitario de la migración no lo
hacen las autoridades, sino los Rastrojos y el Eln. ¡Bravo!
Y la tapa, la corona de hojalata para
Duque: desautorizar a gobernadores y alcaldes, muchos de los cuales sí están
haciendo lo que él no se atrevía a hacer. Caso de Claudia López. Qué diferencia
verla a ella explicar sus consignas, con los pies en la tierra. Duque, en
cambio, luce balbuceante y asustado porque no tiene un norte. Claudia transmite
seguridad, aplomo y fuerza. Ella sigue el ejemplo de los países que mejor han
sabido contener la pandemia a través del aislamiento. Pero esa claridad le
viene, por supuesto, de no deberle nada a nadie, de haber llegado a la Alcaldía
sin comprar votos ni vender anticipadas acciones de poder a los poderosos. Por
eso propongo un cambio: que Claudia gobierne el país, con poderes
excepcionales, mientras dure el coronavirus. Y que Duque se confine en Panaca,
con sus hijas y con el avión, por si acaso.